Viva la vida outdoor: así se ilumina el exterior según Lodes

En iluminación exterior, durante años hemos tenido que elegir entre dos opciones igual de poco emocionantes: o lo funcional sin alma o lo decorativo sin criterio. Ni uno ni otro se sostenían demasiado bien cuando el objetivo era proyectar una atmósfera. Hoy, por suerte, algunas marcas empiezan a tomarse en serio ese terreno intermedio: el que permite alumbrar un espacio con precisión, sí, pero también con intención estética. Una de ellas es Lodes, que acaba de presentar su primera gran colección de outdoor. Y no parece un experimento: se nota que viene de años de experiencia resolviendo interiores con diseño italiano del bueno.

Luminarias que piensan antes de colocarse

La propuesta de Lodes parte de una idea muy sencilla pero poco común: cada lámpara debe tener sentido allí donde se coloca. No vale lo de copiar un modelo genérico, cambiarle el acabado a negro mate y cruzar los dedos. En lugar de eso, aquí hay estudio de formas, intención decorativa y, sobre todo, mucho respeto por el contexto. Las piezas están diseñadas para integrarse en arquitectura y paisaje sin forzar nada, pero dejando claro que no son un comodín más.

Por ejemplo, Focus, firmado por Patrick Norguet, reinterpreta un proyector tradicional inspirándose en las ópticas de fotografía. Es compacto, potente y elegante, con detalles que marcan diferencia sin ir de estrella. Kinno, en cambio, tiene forma de seta, pero sin caer en lo básico: funciona como bolardo en zonas ajardinadas y consigue lo que pocos consiguen en ese formato: pasar el filtro del diseño sin perder robustez.

También está Chelsie, pensada como lavador de suelos o señalizador de paso según la versión, y Reed, una luminaria que se clava directamente en el suelo como si fuese parte del jardín: se puede repetir en serie para generar ritmos o usar como acento puntual. Son todas piezas que se entienden de inmediato, que no necesitan un manual para explicar lo que hacen.

La importancia del buen diseño

Lo interesante de esta colección no es que intente llamar la atención, sino que se nota que ha sido diseñada con alguien exigente en mente. Hay carácter, hay criterio y hay una paleta cromática que lo cohesiona todo. Adiós al gris aluminio industrial de los catálogos impersonales: Lodes ha trabajado acabados que van del verde oliva al marrón cálido, pasando por neutros que combinan sin empastar. No es solo una decisión estética; es estrategia. Así, las luminarias pueden convivir entre sí sin estorbarse y adaptarse a proyectos muy distintos sin parecer forzadas.

Tecnología que no se improvisa

El otro punto fuerte, el menos visible, es la parte técnica. Cada producto está desarrollado con materiales resistentes, drivers bien protegidos (IP alto, versiones regulables TRIAC, PWM o DALI, etc.) y componentes que no se descomponen al primer chaparrón. La experiencia de Lodes en iluminación interior, donde lleva décadas trabajando con altos estándares, se traduce en una colección de exterior solvente, robusta y lista para durar. No es lo mismo decorar una terraza que resistir una tormenta.

Además, la luz está pensada para generar confort, no para deslumbrar. Las fuentes están ocultas y hay una serie de accesorios que permiten ajustar emisiones laterales. Esto se traduce en espacios más tranquilos, con luz limpia y sin ruido visual.

Modularidad y lógica de proyecto

Uno de los grandes aciertos de esta colección es que no está pensada como un catálogo de productos independientes. Todas las luminarias pueden funcionar solas, claro, pero donde brillan de verdad es cuando se combinan. La lógica es de sistema: formas distintas, funciones distintas, pero una misma paleta de acabados y un lenguaje común. Eso permite armar un proyecto coherente, sea en una vivienda unifamiliar, un restaurante o un hotel. Nada chirría.

Además, todo el sistema está diseñado con modularidad: piezas intercambiables, configuraciones múltiples a partir de pocos componentes, y facilidad de desmontaje para reparación o reciclaje.

Los clásicos, también al exterior

Además de las novedades, Lodes ha revisado algunas de sus piezas más reconocidas del catálogo interior para llevarlas al exterior sin que pierdan su carácter. Volum, la icónica esfera de vidrio soplado, funciona ahora en terrazas y jardines sin desentonar, y los Puzzle Outdoor adaptan sus formas geométricas para actuar como apliques de pared discretos pero expresivos. Mención aparte merece Stitch, un farol de metal y tejido técnico que introduce un lenguaje más textil sin perder resistencia.

Más allá del catálogo, esta colección de Lodes plantea una postura clara: dejar de tratar la iluminación exterior como una ocurrencia de última hora. Aquí todo parte del diseño y desemboca en productos que no se camuflan, pero tampoco interrumpen.